Panamá



Panamá fue una región aislada de las independencias americanas de principios del siglo XIX; es decir, pasó los primeros años de su vida decimonónica fiel al poderío español. El territorio panameño aunque sabía de la existencia de los ideales libertadores, no llegó a desarrollarlos como en otros lugares del continente americano. ¿A qué se debió esta situación de escepticismo libertario? Se puede deducir que la razón fundamental se derivó de los actores políticos que gobernaban el territorio; cuando Don Alejandro Hore llegó a ser gobernador de Panamá en los primeros años del siglo XIX, la política de gobernación se mostró rígida, absolutista y perseguidora de los que predicaban las ideas de emancipación. Ésta forma de dominio llevó a Panamá a ser un territorio con tendencias favorables a la Corona española. Las pocas manifestaciones que pretendían una independencia soberana eran reprimidas por la poca energía y el escaso apoyo de la población.
En 1819 surgieron las primeras luchas enérgicas que querían hacer del istmo una nación republicana; empero, estas manifestaciones libertadoras no vinieron directamente de la población panameña, más bien emanaron de los deseos e intereses ingleses y de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. El levantamiento no duró ni veinte días, las fuerzas realistas de Don Alejandro Hore recuperaron el dominio del Istmo para la mano de España.
El destino quiso que a mediados de 1820 la vida de Hore se extinguiera. En ese mismo tiempo llegó a suplirle el brigadier Pedro Ruiz de Porras; aquel hombre aunque también estaba a favor del poder peninsular, practicaba la tendencia constitucionalista, ¿qué significó esto para los panameños? Un cambio en la dinámica del sistema gubernativo, ahora el absolutismo se dispersaba y se abría paso un ambiente de tolerancia para las ideas políticas; a sí mismo, para la libertad de expresión. Comenzó una época de desarrollo para el pensamiento independentista, aunque con altas y bajas, la población de Panamá comenzaba a vivir con más intensidad la influencia libertaria.
Para el año siguiente la firmeza que presumía el poder español en Panamá comenzó a vacilar. Entre los pobladores del Istmo ya no existía un espíritu de fidelidad a España; Panamá estimaba que las oportunidades de crecer a partir del comercio ya no eran le eran suficientes; empezó sentir la frescura de la independencia y la soberanía que cada vez le atraían más.
A mediados de agosto de 1821 asumió el poder el mariscal Juan de la Cruz Murgeón; la Corona española le había prometido el puesto de virrey si lograba reconquistar el territorio granadino ocupado por las huestes insurgentes. Como era predecible la ambición no pudo esperar, y para octubre de aquel año, el mariscal salió rumbo a Ecuador para emprender las batallas de reconquista; sin embargo, las circunstancias hicieron que aquel acto fuera el principio del final de la dominación peninsular.
En Panamá habían quedado pocos soldados españoles para cuidar al territorio de la insurgencia, en contraparte, había una población deseosa de libertad pero que para conseguirla no quería derramar la más mínima gota de sangre. ¿Cómo pretendían los de Panamá lograr una independencia sin necesidad del derrame de sangre, cuando se encontraban frente a las tropas de Cataluña? La estrategia que siguieron los líderes libertadores fue muy curiosa: una vez que los soldados se encontraron solos cuidando el istmo, los cabecillas insurgentes, por medio de contactos internos, pagaron a los militares catalanes para que desertaran de la milicia y dejaran el territorio libre para consumar la independencia. Una vez que esta situación progresó, no hubo marchar atrás.

El poder de Panamá lo tomaron los panameños, y el 28 de noviembre de 1821, se hizo la Declaración de independencia. Aquí, y después de algunos procesos burocráticos, terminó el dominio español para el Istmo.
Cuando México supo de la emancipación panameña, Iturbide propuso que el territorio del Istmo fuera anexado a su imperio; sin embargo, los políticos de Panamá reflexionaron que adherirse al Imperio mexicano era como si sólo hubieran hecho un cambio de dueño; además, consideraban que la distancia que los separaba del territorio mexicano representaría un problema para gobernar. La invitación de Iturbide fue rotundamente rechaza.
No corrió con la misma suerte Colombia. Panamá después de su independencia creyó que debía cuidar su libertad uniéndose a un pueblo un poco más “poderoso” que garantizara sus derechos soberanos. La Gran Colombia fue una buena oportunidad y el gobierno panameño se unió voluntariamente a este sistema de gobierno. Después de algún tiempo la anexión dejó de ser una alternativa buena; tras varios intentos separatistas, Panamá se independizó el 3 de noviembre de 1903 declarándose una Nación libre y soberana.

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