Brasil


La emancipación de Brasil es un caso muy especial e interesante.
A principios del siglo XIX la corona portuguesa soberana de Brasil, se vio amenazada por la invasión de Napoleón Bonaparte a la península Ibérica. La vida del regente don Juan (hijo de la reina María) y la familia real, no poseían garantías de seguridad en ningún aspecto, ni podían pensar en la estabilidad de su reinado. Tenían que tomar una decisión rápida y coherente que permitiera la sobrevivencia del poder portugués.
¿Cuál fue la decisión acordada?
La corona de Portugal decidió trasladar el poder real a su colonia americana, es decir, a Brasil. A partir de entonces, el territorio brasileño se convertía en el centro de poder portugués; el regente Juan acompañado de toda la Corte llegó a América en 1808. Desde aquel hecho, Brasil abría sus puertas al comercio y a la industria, vivió de cierta forma una estabilidad económica y social muy benéfica.
Una vez que fue derrotado Napoleón ya no había problema en regresar el poder central a Portugal; sin embargo, resultaba conflictivo trasladar nuevamente todo el mando, además era casi imposible restaurar el colonialismo de antes. Don Juan, decidió que no regresaría a Europa y concretó en Brasil la autoridad del reino; empero, para 1820 una revolución civil en Portugal orilló al (ahora) rey Juan VI a regresar a Lisboa, dejando el mando brasileño en manos de su hijo Pedro.

Una vez en Lisboa, las cortes portuguesas exigían reducir a Brasil a un estado de colonia nuevamente, como era de esperarse, el pueblo brasileño se organizó para armar movimientos independentistas, logrando que don Pedro aceptara dar el grito de Ipiranga el 7 de septiembre de 1822. De esta forma, Brasil se gobernó bajo un sistema de monarquía constitucional independiente de Portugal.
Pasó el tiempo y la monarquía reinó, pero no para siempre. En 1889 un golpe de estado militar provocó que el imperio cayera, estableciéndose así, un sistema republicano.

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